NO ME CANSARE DE LLAMARLES.

ENCENDED VUESTRAS VIDAS EN EL AMOR DE VUESTRO DIOS, VISTIENDO DE GALA VUESTRAS ALMAS EN LA TIERRA CON EL ROPAJE DE LOS SANTOS DEL CIELO.

Mensaje de Jesús dado a María Rocío.

30/07/2018

11:25 am (Asunción-Paraguay)

Buscad y hallaréis; pedid y se os dará. ¿Porque se turba tu corazón ante las las piedras del camino? acaso no vale mucho más el hombre a mis ojos que las aves del campo?… recordad pues que vuestros cabellos están contados y cuánto más aún conoce vuestro Dios el corazón del hombre y sabe de las necesidades de cada alma.

YO SOY el Santo de Israel, el que escudriña las profundidades del corazón de cada hijo mío, los he formado con mis manos, mas tú; descendiente de Abraham porque dudas de mis palabras? abre los sentidos de tu alma a la voz del amor, deseo sacudir tu alma rebelde para que la gracia y el amor de tu Dios hagan morada en ti.

No me cansaré de llamarles y de buscarles pues desde antes de ser concebidos en el vientre de vuestras madres habéis sidos pensados para la santidad. El mundo en el que y habitáis es el vientre donde cada uno debe gestar en su libre albedrío su camino a la santidad; para que vuestra muerte en la carne sea un transito para la vida eterna, bajo el calor de mi amor.

El alma que se remece en el mundo fusionada a mis preceptos, aquella que sometiendo sus miserias a los pies de mi cruz, toma su propia cruz y me sigue, será engalanada con la corona de la vida eterna. Aceptad con amor vuestras cruces diarias porque si sabed cargarlas en mi voluntad; serán para vosotros un peldaño más que os elevara en la tierra, a ser partícipes del banquete del cordero, en el cielo.

Os he dejado todo para que vosotros alcancéis la santidad; más mi sagrado corazón se duele cuando acomodáis mis sacramentos a vuestra vida de pecado, justificando con la razón lo que debería mirarse con los ojos del espíritu.

Cambiad vuestros ropajes del alma, acudid con fe al sacramento de la reconciliación; seré yo mismo quien os reciba y será mi sangre la que limpiará las costras de pecados que enceguecen y nublan vuestros corazones, para que mi gracia os inunde, infundiendo en vosotros el deseo ardiente de buscar la santidad y de cambiar vuestro ropaje de pecado con el ropaje que se vistieron los santos del cielo en la tierra: la Santa y Sagrada Eucaristía.

YO SOY quien con amor santo te ha tejido en el vientre de tu madre y he soplado mi aliento sobre ti para que tengas vida y vida en abundancia.

Déjame ser en tí ese arrebato de amor, aquel que cuando las palabras de tu boca ya no alcancen; tu alma arrepentida busque ser tocada por el calor de amor de tu Dios. He venido por los pecadores; acércate a beber de mi sagrado corazón las primicias que guardo para mis hijos.

Yo Jesús os hablo.